miércoles, 7 de agosto de 2019
Un proyecto busca recuperar el lago del Parque Sarmiento mediante el ecosaneamiento
publicado el 6-8 en La Voz
El Instituto de Arquitectura Sustentable del Colegio de Arquitectos está trabajando en un plan para lograr revertir el desequilibrio biológico de la laguna.
Según estadísticas mundiales, la construcción genera el 40 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Para intentar reducir ese impacto, la bioarquitectura propone un diálogo equilibrado entre las edificaciones y el entorno natural, aplicando la bioclimática como principal recurso de diseño y utilizando materiales de mínima huella ecológica, saludables para el humano y el resto de los seres vivos.
El biourbanismo, en tanto, entiende un ordenamiento consciente y participativo del territorio, en interacción con el paisaje y aprovechando los propios recursos naturales, como el viento, el arbolado y los cursos de agua.
En ese sentido, el Instituto de Arquitectura Sustentable (IAS) del Colegio de Arquitectos de Córdoba (CA) conformó un grupo de trabajo, denominado Bioconstrucción Ibis, que se encarga de desarrollar diferentes propuestas que tienen como objetivo principal bajar la huella ecológica en el hábitat.
Una de esos proyectos es el ecosaneamiento del lago ubicado en el Parque Sarmiento, en plena capital cordobesa. En este caso, la propuesta es lograr revertir el desequilibrio biológico que tiene esa laguna. Para lograrlo, se apela a la colaboración de diferentes recursos naturales, como la topografía del fondo de lago, las plantas fitodepuradoras y los peces.
Los barquillos a pedal que se utilizan para pasear sobre el espejo de agua también se incluirán en el proyecto, buscando potenciar la oxigenación que hoy generan. En ese marco, se invitó a estudiantes de la carrera de Diseño Industrial para que colaboren con el diseño de adaptación de los mismos.
Los integrantes del IAS, entre ellos los arquitectos Lucrecia López Villagra, Adrián Viotto, el técnico químico Gerardo Mesquida y la paisajista Florencia López, sugieren redireccionar la manera de habitar.
“La orientación de la tecnología y la industria nos ha llevado a indeseadas consecuencias, tanto en la salud del planeta como en la nuestra. Es momento de girar los paradigmas que impulsan el desarrollo tecnológico hacia premisas de no contaminación, no toxicidad, no emisiones de CO2 y respeto por el derecho a la vida de todos los seres vivos”, subraya López Villagra.
¿Por qué ecosanear el lago?
Según los especialistas del IAS, el ecosaneamiento es un recurso fundamental en el tratamiento de aguas contaminadas. “Estamos trabajando en sistemas de fitodepuración para aguas grises y negras y en la incorporación de tecnologías como biodiscos, lombrifiltros y biodigestores”, aclara Mesquida.
El lago del Parque Sarmiento es un fiel reflejo de esta gran distancia que los seres humanos establecieron con el modus operandi de la naturaleza.
En esa línea, la propuesta es recrear los ecosistemas naturales necesarios para que el lago pueda autorregularse y generar una correcta oxigenación mediante el movimiento del agua.
“El esquema de intervención para la recuperación de la laguna es imitar a la naturaleza”, propone Florencia López. Para eso, se aportan especies de peces y plantas a los distintos niveles de profundidad, de manera que todo el sistema se autorregule con el aporte de oxigenación, tal como ocurre en los escenarios naturales. Se proponen plantas que tienen la virtud de transmutar la contaminación, como los lirios totoras, los papiros hidrocleys y los lotos, entre otras.
Numerosos ejemplos en el mundo avalan que el ecosaneamiento es posible sólo imitando al proceder de la naturaleza.
La nueva revolución
Ese proceso al cual se refieren los expertos ya comenzó y se lo denomina la nueva revolución ecológica. Se sabe que los grandes movimientos son los responsables del actual perfil de la humanidad. La revolución francesa, con la abolición de la monarquía y la aparición de la equilibrada democracia; la revolución industrial, con la producción masiva y la reducción de tiempos y costos; la revolución del transporte y la informática, con la internet, la nanotecnología.
“Ahora estamos transitando una nueva revolución, la ecológica, donde buscamos revertir el mal uso que vinimos haciendo de los recursos naturales del planeta. Ese es el gran desafío: desarrollar biotecnologías que contemplen el ciclo de vida de los materiales”, detalla Viotto.
En la construcción, la bioarquitectura recupera técnicas ancestrales de la bioconstrucción y se adapta a la exigencia de confort y estética del hombre actual. Algunos ejemplos de esas adaptaciones son los muros de fardo de cortadera, la cubierta viva, los muros vivos, las aislaciones térmicas de celulosa proyectada, el baño seco.
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